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Millones de mujeres en todo el mundo sufren de algún tipo de desequilibrio hormonal, ya sea por la Menopausia o la perimenopausia, la postmenopausia, el síndrome premenstrual severo, la menopausia quirúrgica, la fatiga adrenal o algún desorden tiroideo. La mayor parte de las mujeres presenta síntomas o trastornos relacionados con el declive de la actividad hormonal. Se calcula que sólo una de cada tres mujeres se ve libre de estos síntomas. Más allá de las implicaciones hormonales, los síntomas o la menopausia temprana y las condiciones relacionadas, también están conectados con sus niveles de estrés, con la mala nutrición, la falta de ejercicio y con las toxinas medioambientales a las que su cuerpo está expuesto día a día. La verdad es que si bien algunas de estas condiciones son inevitables, sus síntomas no los son.
La transición que vive la mujer a través de estas etapas puede ser tranquila y de hecho agradable.
La menopausia, o pérdida permanente de la menstruación, correlacionada con una baja de la producción de estrógeno, produce problemas metabólicos y molestias.
Por esta razón, la calidad de vida disminuye y se presentan una serie de problemas, entre los que destacan: pérdida de energía, fatiga, disminución de la capacidad de concentración y memoria, depresión, falta de motivación, irritabilidad, debilidad muscular, disminución del deseo o impotencia sexual, disminución del vigor físico, insomnio, aumento de peso, resequedad en la piel, osteoporosis, dolores articulares y disminución de la estatura.
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